Resulta evidente, aunque en algunos sitios más que en otros, que la situación económica actual está marcando el funcionamiento de las empresas. La influencia que tienen estas variables externas en la ecuación de la empresa es relevante y, en muchos casos, mayor que el de variables internas sobre las que los directivos tienen poder de maniobra.
Ante esta situación, una correcta consultoría dentro de la organización es una solución a contemplar en la empresa. Una consultoría orientada a uno o varios de los siguientes puntos:
  1. Reducir las ineficiencias del funcionamiento interno.
  2. Mejorar el enfoque al cliente.
  3. Identificación de nuevas oportunidades.
En este sentido, en tiempo de vacas gordas, no había problemas. El coste de analizar las ineficiencias, tanto en dinero como en tiempo, podía no compensar la eliminación de ciertas ineficiencias. Estamos en tiempo de vacas flacas, suprimir despilfarros en la empresa va a mejorar la cuenta de resultados. En muchos casos, puede ser la única opción.
En tiempo de crisis para vender lo mismo hay que dedicar el doble de esfuerzos. La competencia resulta cada vez más agresiva, ofreciendo a los clientes más de lo que nosotros damos. Los clientes tienen mayores retiscencias a gastar o a invertir. Hay que ser más flexibles y adaptar los servicios a las necesidades y expectativas de los clientes.
Por último, la crisis ofrece oportunidades que hay que detectar. Oportunidades que son nuevas, que antes no existían. Se produce un cambio de paradigma. En la película «La lista de Schindler» muestra como en una situación de crisis extrema crea una empresa adaptada con un producto necesario, con un enfoque al cliente, con una plantilla motivada, con liderazgo, … y el protagonista, Oskar Schindler, en una cena con su mujer le comenta que la gran diferencia con otras ocasiones había sido la guerra.
Me gustaría tratar estos puntos con mayor profundidad en próximos artículos.